Docientos Goles después, Raúl volvió a sostener a un Madrid que está de rebajas, que sobrevive bajo mínimos, sin un solo detalle que le haga reconocible más allá del empeño de su capitan en impedir su derrumbe. Ayer de nuevo, como toda la vida Raúl se hizo presente cuando el equipo le llamaba a gritos, llorando casi, encomendado a un Guti que no dio abasto. El 14 intentó de todas las maneras posibles que el equipo gobernara el partido.
"GUTI FUE CONSTANTE
AUNQUE MUCHOS
COMPAÑEROS NO HABLARAN SU IDIOMA"